20 Abril 2022
Para dejar debida constancia de los fundamentos de nuestra apreciación de la susodicha inconsciencia, espontánea o inducida, en el manejo laboral del amianto y en algunos de nuestros actos cotidianos, como es el caso de la compra de un automóvil, nos valdremos de una selección de párrafos, pertinentes a tal efecto, tomados de la resolución judicial, de fecha 27 de enero del año 2022, STSJ NA 19/2022, correspondiente a la Sentencia Nº 22/2022, del Tribunal Superior de Justicia de Navarra, Sala de lo Social, con Sede en Pamplona/Iruña.
Procedemos seguidamente a la anunciada selección de párrafos, tomados de la aludida resolución judicial:
“Don Joaquín presentó el 20 de marzo de 2019 un cuadro de disnea progresiva hasta leves esfuerzos crepitantes, edemas e hipoventilación con derrame pleural izquierdo.
En julio de 2019 se le diagnostica un mesotelioma maligno de pleura, enfermedad relacionada con la exposición al amianto, y de la que falleció el 19 de octubre de 2019…
Está acreditada la presencia de amianto en las instalaciones de AUTHI y de SEAT, S.A. durante la prestación de servicios de don Joaquín, por cuenta de tales empresas.
En concreto, la existencia de amianto se ha constatado desde el comienzo de la construcción de instalaciones de la empresa AUTHI en 1965 y 1966.
Los conductos, por su parte exterior, tenían chapa metálica y en el interior estaban fabricados por unos tableros de «Marinite«, material compuesto por yeso y amianto, que presentaban un color blanco…
El «Marinite» se instalaba adherido a que, al estar compuesto por amianto, este otorgaba al yeso una mayor resistencia estructural y una gran resistencia a las altas temperaturas que se alcanzaban…
Para la construcción de los conductos, se utilizaba chapa metálica y se colocaban dos capas de Vitrofil, y sobre el Vitrofil se colocaban los tableros de «Marinite«.
Los tableros de «Marinite» tenían unas dimensiones de 2,5 m. de longitud y la anchura variaba, según la sección del conducto.
Los distintos tramos de conducto se unían mediante soldadura, y a tramos de cierta distancia (5/15 metros), para evitar las roturas por dilatación de los materiales, se colocaba una «junta de dilatación».
Estas juntas de dilatación están compuestas por el mismo material que el conducto, siendo unos cercos un poco más grandes que la sección del conducto, que abrazaban el final de un tramo y el principio del siguiente, y entre el cerco y el conducto, para evitar la pérdida de calor, los operarios colocaban una junta de amianto (blanco).
Además, para poder realizar futuras revisiones y reparaciones, a lo largo de los conductos, se colocaban unas «puertas de hombre» de 60 x 60 cm.
Estas puertas disponían de una junta, también de amianto, para evitar pérdidas de calor.
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Fuente: www.rebelion.org
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