20 Febrero 2020
El metro de Barcelona amplía el número de ex empleados a los que se diagnostican trastornos inducidos presuntamente por haber respirado sin saberlo polvo de amianto en sus puestos de trabajo. Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) cuantifica que 15 ex miembros del personal o ya jubilados presentan lesiones y enfermedades. Seis han contraído cánceres broncopulmonares. Además, admite por primera vez que dos ex trabajadores padecen asbestosis. Se trata de una fibrosis pulmonar crónica que la inhalación de las partículas de la sustancia nociva provoca en exclusiva.
En noviembre, la empresa del Ayuntamiento de Barcelona sumaba ocho ex operarios con patologías, incluidos cuatro ex ex integrantes de la plantilla con tumores pulmonares, compatibles con las secuelas que las fibras tóxicas del asbesto originan. El último recuento registra siete personas con alteraciones pleurales. La empresa no acepta que se trate de afecciones ocasionadas por negligencias en la prevención de riesgos y no ha costeado indemnizaciones por ahora.
Unos pocos ex empleados han abierto la senda de denunciar a TMB. El Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) declaró a finales de 2019 en incapacidad absoluta permanente a un ex técnico de mantenimiento de vías. Se trata de un cáncer de pulmón que el INSS califica de enfermedad profesional. El afectado piensa reclamar que la empresa pública le pague un recargo por daños en la pensión. Le representa el Col·lectiu Ronda, que pleitea por ocho operarios. La cooperativa de abogados sostiene que enfermaron debido a que la gestora del metro descuidó supuestamente las medidas de protección ante el amianto. Cuatro murieron por cáncer de pulmón y otro más, por cáncer de pleura. TMB aduce que la Seguridad Social ha denegado conceder la incapacidad en tres casos en litigio.
El comité de empresa convocó nueve paros parciales en 2019 para difundir, entre otras protestas, que TMB niega que se haya expuesto a la plantilla a riesgo. Hace algo más de un año, se confirmó que la sustancia potencialmente cancerígena permanece desde hace décadas en piezas de trenes de las líneas 1 y 3 y en 91 paradas. Quedan al menos 224 toneladas de planchas y tubos de fibrocemento por eliminar del metro, lo que podría completarse en 2022.
Los chequeos que se extendieron en 2019 comprobaron que 28 trabajadores en activo de los talleres han desarrollado indicios de haber estado en contacto con el asbesto. Se somete a revisiones periódicas a 27 por engrosamientos y placas pleurales no incapacitantes. La compañía ha cambiado de tareas o ha reubicado a ocho de ellos. Aparte, un afectado se halla en incapacidad temporal y un operario sufre un carcinoma pulmonar, un tipo de cáncer. Sindicatos y expertos están convencidos de que aflorarán más enfermedades vinculadas al asbesto, ya que suelen tardar de 30 a 40 años en manifestarse.
El amianto es un habitual punto de fricción entre los sindicatos y TMB. Esta semana, representantes del personal se quejaron por que se acumulasen piezas de recambio con amianto en un cuarto accesible en la cochera de la estación de Santa Eulàlia, a la espera de que la empresa que las descontamina se las llevara. La compañía responde que el material se acopió durante cinco días "debidamente señalizado y delimitado" y que trata de mejorar los procedimientos. Otras fuentes opinan que el almacenamiento era mejorable, pero niegan riesgo para los empleados.
Fuente: www.elmundo.es
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